Virtudes Humanas

Virtudes Humanas

Hola soy Hna. Norma


Hoy vamos a hablar de las “VIRTUDES HUMANAS” Y “VIRTUDES CARDINALES”


Las virtudes humanas son actitudes firmes, disposiciones estables, perfecciones habituales del entendimiento y de la voluntad que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta según la razón y la fe. Proporcionan facilidad, dominio y gozo para llevar una vida moralmente buena.  El hombre virtuoso es el que practica libremente el bien.


Distinción de las virtudes cardinales:

Cuatro virtudes desempeñan un papel fundamental. Por eso se las llama “cardinales”: todas las demás se agrupan en torno a ellas estas son: la prudencia, la justicia, la fortaleza, y la templanza.


La Prudencia es la virtud que dispone la razón práctica a discernir en todas circunstancias nuestro verdadero bien y a elegir los medios rectos para realizarlo. La prudencia es la “regla recta de la acción”, escribe Santo Tomás. Gracias a esta virtud aplicamos sin error los principios morales a los casos particulares y supremos las dudas sobre el bien que debemos hacer y el mal que debemos evitar.


La Justicia es la virtud moral que consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que le es debido. La justicia para con Dios es llamada “la virtud de la religión”  “Siendo juez no hagas injusticia, ni por favor del pobre, ni por respeto al grande: con justicia juzgarás a tu prójimo” (Lv 19,15).


La fortaleza es la virtud moral que asegura en las dificultades la firmeza y la constancia en la búsqueda del bien. Capacita para ir hasta la renuncia y el sacrificio de la propia vida por defender una causa justa. “Mi fuerza y mi cántico es el Señor (Salmo 118,14). “en el mundo tendréis tribulaciones. Pero ¡ánimo ¡: Yo he vencido al mundo” (Jn 16,33).


La templanza es la virtud moral que modera la atracción de los placeres en el uso de los bienes creados. La templanza es a menudo alabada en el Antiguo Testamento: “No vayas detrás de tus pasiones, tus deseos refrena” (Si 18, 30). En el Nuevo Testamento es llamada “moderación “ o “sobriedad”. Debemos “vivir con moderación, justicia y piedad en el siglo presente” (Tt 2,12).


Las virtudes y la gracia: las virtudes humanas adquiridas mediante la educación, mediante actos deliberados, y una perseverancia, mantenida siempre en el esfuerzo, son purificadas y elevadas por la gracia divina.  Con la ayuda de Dios forjan el carácter y dan soltura a la práctica del bien.


El don de la salvación por Cristo nos otorga la gracia necesaria para perseverar en la búsqueda de las virtudes.


Hna. Norma

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