ARTICULO 30

ARTICULO 30

Hola soy Hna. Norma,


Hoy vamos a ver un poquito de la Resurrección de Cristo y la nuestra:


La resurrección de los muertos fue revelada progresivamente por Dios a su Pueblo. La esperanza de la resurrección corporal de los muertos se impuso como una consecuencia intrínseca de la fe en un Dios creador del hombre todo entero, alma y cuerpo.


Jesús vincula la fe en la resurrección a la fe en su propia persona: “Yo soy la resurrección y la vida” (Jn 11,25) Es el mismo Jesús el que resucitará en el último día a quienes hayan creído en Él y hayan comido su cuerpo y bebido su sangre.


Ser testigo de Cristo es ser “testigo de su Resurrección” (Hch 1,22), haber comido y bebido con él después de su Resurrección de entre los muertos” (Hch10,41). La esperanza cristiana en la resurrección está totalmente marcada por los encuentros con Cristo resucitado. Nosotros resucitamos como Él, con Él, por Él.


¿Cómo creer que este cuerpo tan manifiestamente mortal pueda resucitar a la vida eterna?


¿Qué es resucitar? En la muerte, separación del alma y el cuerpo, el cuerpo del hombre cae en la corrupción, mientras que su alma va al encuentro con Dios, en espera de reunirse con su cuerpo glorificado. Dios en su omnipotencia dará definitivamente a nuestros cuerpos la vida incorruptible uniéndolos a nuestras almas, por la virtud de la Resurrección de Jesús.


¿Quién resucitará? Todos los que han muerto: “los que hayan hecho el bien resucitarán para   la vida, y los que hayan hecho el mal, para la condenación (Jn 5, 29).


¿Cómo? Este cuerpo será “transfigurado en cuerpo de gloria”, en “cuerpo espiritual” (1Co 15,44)


¿Quiénes son los que hayan creído en Él y hayan comido su cuerpo y hayan bebido su sangre? Somos todos los cristianos que lo buscamos en los sacramentos que comemos su cuerpo y bebemos su sangre y nos esforzamos en hacer Su voluntad.


Nuestra participación en la Eucaristía nos da ya un anticipo de la transfiguración de nuestro cuerpo por Cristo.


Hna. Norma 

Share by: